Las paredes han dejado de vibrar, ya no llegan ecos de los rincones, no hay zumbidos escapando entre las rendijas. Echo Canyon, el espacio mágico de Sonic Youth, nos deja, engullido por un monstruo de apetito voraz. El silencio extraña, aunque el maestro John Cage dijera aquello de que la música que prefería, más que la suya propia, era la que se escucha cuando estamos en silencio.
Música o vida, al fin y al cabo. ¿Qué es la vida sino una partitura compuesta por pentagramas de sonidos, ruidos y silencios? Echo Canyon no está, pero estará. De una u otra forma. Y es que la vida nos dice que todo final tiene dos principios. Uno antes, y otro después. Todos misteriosos, en ocasiones dolorosos, siempre entre interferencias. Esperemos pues, en silencio. O no.
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8 comentarios:
Os quiero dar las gracias por encontraros en este vaivén que es el dial de la vida, con frecuencias e interferencias.
Un abrazo sónico.
que bien, leer_te, con cage, y tus sónicos.
besiños , muaccsss, para traspasar los sonidos del silencio.
siloam
Gracias a ti, Sergi, por sacar fuerzas para venir a vernos, el próximo viernes repetimos en hospitalet, espero que esta vez no se rompa nada y sonemos un poco mejor.
No somos sónicos pero hacemos lo que podemos.
Ánimo.
damián
las paredes respiran. el silencio es necesario, aunque sólo sea para llenarlo otra vez.
Mejor no. Pero es que yo soy muy gritona, tampoco me hagas mucho caso.
Petonàs
*siempre nos quedará sonic youth!*
:)
http://www.fotolog.net/cntra/
pasate por ahí, te gustará...verás una portada conocida
siloam
esa portada (lp "goo") es de raymond pettibon, basada en una foto real de esos dos personajes, que tienen una historia de no encontrártelos, sí.
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