Aventureros incansables, imaginautas, como desde hace poco también se les conoce, los continuos viajes de Los 4 Fantásticos rumbo a lo desconocido bombardean mi cabeza. Siempre espero impaciente noticias sobre sus aventuras en la Zona Negativa, la dimensión desconocida que Reed Richards descubrió ya hace unos años. En ella han encontrado razas escondidas, lejanos y extraños planetas, o incluso ciudades pensantes y autosuficientes que no quieren habitantes. Un sinfín de misterios y peligros que los cuatro, ataviados con un uniforme conocido ya en todo el universo, no dudan en atravesar si el futuro de la humanidad depende de ello, aunque trampas fatídicas les esperen, como el caleidoscópico y surrealista sector deformante, un área de distorsión ubicada en la entrada de la Zona Negativa, o el núcleo central, mortal para todo aquel que se acerque, al quedar atrapado en su corriente gravitatoria del espacio de antimateria, y explosionar contra Tyanna, un planeta en el sub-espacio de carga negativa. Pero ellos, incombustibles, siempre salen ilesos. Siempre. Y siempre vuelven.
Hoy, después de una tarde algo extraña, de un par de decisiones no muy acertadas, bueno, ya sabéis, una tarde de aquellas de las que acabas con prisas por llegar a casa, buscando un buen sofá en el que escuchar un buen disco (de Daniel Johnston, por ejemplo), o leyendo un buen libro, o hablando con una buena amiga... En fin, una tarde en la que sólo quería encontrar la normalidad de diario, esa que tantas veces criticamos. Pero ay, la búsqueda de la tranquilidad no siempre es tarea fácil, a veces incluso se convierte en buen argumento para un cómic...
Ocho de la tarde, ronda del Litoral, Barcelona, salida Diagonal Mar. Ya llego a casa, ventanillas bajadas, el próximo disco sónico en las ondas y... ¡Vaya! En un tramo donde normalmente no hay circulación, hoy encuentro cuatro carriles de coches parados, con los intermitentes de alarma encendidos. ¡Problemas! Sorprendido, recordé el valor de los héroes de Marvel, el ingenio y decisión de Richards, y en milésimas de segundo analicé la situación, evaluando las variables exógenas y endógenas, creando un modelo econométrico que me permitiera encontrar una rápida solución: ya estaba cerca de casa, quería llegar lo antes posible, y estaba claro que el camino estaba cortado... Miré a mi derecha, vi aquel acceso oscuro por el cual yo sabía que en un salto de dimensión espacio-temporal podría atravesar los márgenes de nuestra realidad hacia una calle más descongestionada. Aquel acceso era el portal de entrada de mi particular Zona Negativa, y no lo pensé dos veces: el futuro de la humanidad no podía depender de una duda injustificada. Tan sólo tenía que adentrarme en los tortuosos túneles del párquing del centro comercial de Diagonal Mar, y buscar la otra salida, la que me llevaría a una calle libre que me abriera paso hasta el objetivo: el edificio Baxter donde vivo...
Adentrarme en el párquing de Diagonal Mar...
Atravesé el portal, y la zona de distorsión, y me escabullí de Blastaar, Annihilus y Stygorr, recorrí las calles de la ciudad pensante de Ootah, escapé de la atracción magnética que rodea el planeta de Tyanna, en el vértice de la zona, y... Bueno, que pasó lo que tenía que pasar: que me volví a perder en el párquing de Diagonal Mar, esta vez con el coche, intentando encontrar la salida opuesta del centro comercial, mientras mi cabeza ya daba vueltas como una peonza, para acabar saliendo sin querer por el mismo sitio que entré, acordándome de todos los santos y amén, del tío que diseñó el dichoso párquing, o mejor dicho, la dichosa Zona Negativa.
"¿Y qué te pensabas? ¿Que no nos perdemos nosotros también?" Me comentaba Reed por la noche. "Explora y disfruta".
Pues es verdad, como los 4 Fantásticos en la Zona Negativa. ¿Y lo mejor de todo? Que ellos siempre acaban volviendo allí.
Igual que yo, otro imaginauta.
9 comentarios:
Sí, y Martha la cuarta, no...? (no la dejemos sola :-) El sábado la escuché en Sidecar y fue increible. ¿Estabas...?
Nooooooooo, ¿qué tal estuvo?
el quinto fantástico en el párking negativo, genial!
realmente fantàstico, y nunca mejor dicho. :-)
el proximo dia te subes por la fachada de la torre agbar y nos pones una de spiderman. je je je ;-)
jejeje, le estoy tomando cariño a ese parking, es fantástico!
besiños
siloam
Raule, por tu bien, tendrías que mantener tu identidad. secreta...pues eso, en secreto. Sergi, tu rincón en internet es uno de los mejores remedios contra todos los males que acechan desde la zona negativa. Me he reido un rato con tu aventura.
un abrazo
damián
jejeje, pues mi yo imaginauta se ha ido a dormir temprano,así que me he quedado sola.. no me queda otro remedio que dejar un "solo besos " :))
manuel, empiezo a cogerle cariño a ese párking, sí.
martín, cerca está el mar, pero también huele a ciudad, en lo bueno y en lo malo.
ai, mamen, ai. me tendrás que explicar eso de golpear los talones tres veces. yo sólo recuerdo que "el gran héroe americano" daba tres pasos y saltaba para poder volar... un petonet.
raule, maestro sonámbulo, mr. fantastico tiene una habilidad tremenda para enrevesar lo enrevesable, es decir, TODO. pero le queremos... :)
gabi, eso de las máscaras... no, no. no quiero ser un héroe anónimo. al menos, que sawlga en la tele trepando y me reconozcan! (ui, qué vergüenza) aunque es mejor ser héroe por accidente...
siloam, te lo dije: tenías que haberle hecho una visita... un petonet.
dami, me encanta que te rías, yo al final también lo hago, después de cagarme en #@€~~¬¬%$&... en fin, :) un abrazo gordo y no le digas a nadie que hay hombres elásticos en la blogosfera...
brisa, a descansar, que mañana toca conjugar el verbo imaginautar... ¿me ayudarás? un petó de sucre.
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