Para algunos los problemas comenzaron ayer, y ése sólo es otro de los problemas. Al igual que el de la generalización despectiva: "Los indignados" como nombre y estigma finalmente perfilado. Perfilemos los peinados bien y la vestimenta guay. Elegancia y apariencia. La vacuna para alzarse como maravilloso ejemplo para la sociedad. Políticos y similares que no parecían tan indignados ante el culebrón sinsentido de corrupciones, pelotazos financieros, desahucios indignos, escandalosas cifras de paro o recortes sociales. La paz que nos ofrece el sistema. La paz impersonal.
Nerón comiendo uvas.
Una paz que nos expulsa. Como los actos violentos en la Ciutadella. No me representan. Ningún acto violento me representa. No los quiero. Los repudio. Me dio asco ver atentar contra la integridad de diputados electos. No es ésa la vía. Pero no voy a permitir que nadie me venda "una paz" indigna. No quiero una paz descompuesta en la que unos pocos se coman las uvas y el resto sea una simple variable residual y aleatoria del modelo.
Si ayer alguien vio algo que no le gustó, que empiece a hacerse preguntas.
Que abra sus ojos.
Que mire.
Que se atreva a no quedarse cerrado en casa.
Encontrará muchos motivos para indignarse.
Yo lo estoy más que nunca.
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