15 de noviembre de 2015

Los hombres flacos

El vehículo es una cámara anecoica que se conduce en silencio: el ruido del motor, la fricción de las ruedas sobre una superficie en breve por pisar, árboles, edificios, el viento en imágenes que suelen trascurrir de forma lateral. El sonido del paso del tiempo para un hombre flaco. 

Pienso en Courtoisie, en los caracoles y el reguero de ADN (otro paso del tiempo) como ruta crepuscular.

El camino en noviembre es de una sola dirección. 

Zenón de Elea pone en duda la posibilidad del movimiento, somos universo, punto y espacio, huella (plural Heliopausa) que encuentra el viento mientras imagina un concierto en París: puede ser L'Olympia, Le Zenith, Le Bataclan, Le Nouveau Casino o Le Point Éphémère, un número de acentos infinitos al servicio de la flaqueza del tiempo. 

Hoy fue un día sin noche, sólo la nada, con el salbutamol como sinónimo de oxígeno, reflejo, respiración artificial. 

Se cuela Piglia: aire o viento, un pliegue más.



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