Madrugada del viernes al sábado. Después de una apacible velada en una lejana localidad rural, rodeada de ese misterioso habitar que esconde el bosque, me dispongo a emprender el camino de vuelta. Ya es tarde y estoy cansado, pero noto una extraña sensación. La noche está especialmente oscura y el aire denso y frío desgarra las ropas. Durante unos segundos espero, y el inquietante silencio me asusta. Respiro frío y expulso vapor... ¡Vamos! El viaje en coche de vuelta incluye un tenso y extraño control policial. Quizás los cazadores también lo notan: la noche está peligrosa. Aparco mi renqueante coche en esa curva ciega y circunvalada de la gran ciudad. Abro la puerta y el chorro de aire pesado me golpea de vuelta al asiento. Coches celulares y sirenas, y gente saltando a un lado. Las prisas no son un buen presagio. Acelero el paso hacia la Plaza Real, y decido arriesgarme en buscar una línea recta que me permita llegar cuanto antes, aunque el laberinto del barrio antiguo puede conmigo. Las callejuelas estrechas hacen de improvisado amplificador de sonidos y voces incomprensibles que huyen de las ventanas y balcones, con prendas de ropa tendida como únicos testigos. Palpo con mis gélidos y doloridos dedos tensión y violencia. Más coches de policía que parecen perseguir al mismísimo diablo. Encuentro en mis pasos gente en el suelo, balbuceando trasnochados monólogos, botellas inspiradoras mano en ristre; jóvenes -niños- haciendo añicos los cristales de dos cabinas telefónicas, gente cruzando la calle a todo correr, sin mirar atrás, riendo a carcajadas; otros llorando al lado, mientras son preguntados. Se percibe el olor a violencia entre el deshecho humano y el ambiente sudoroso, entre los cruces con gente que desconfía. Llego a la Plaza, y la busco. "Vamos a casa, la noche hoy no duerme."
7 comentarios:
uff, me ha dado un escalofrío .
muy bueno, muy noche_sónica.
besiños.
siloam
Las noches frías, allí abajo pueden muy largas y muy duras. Pero también pueden ser muy mágicas. O uno puede convertirlas en ello si le dejan.
Un petó gran
verdaderamente fué un "paseo" extraño, caminando entre cristales, con todo el lío policial en la casa okupa (9 detenidos, un poli en coma), el asesinato de una chica en sants... había un ambiente raro esa noche, sí.
Besos, amigas sónicas.
fantástica descripción.
cierto amigos , cierto. la vida sonámbula de la noche sin fin.
no me asocien noches 'raras' con noches de asesinatos, mon dieu!!
sergi eres un crack :)
abrazos aonámbulos!!!
tú sí que eres un crack, asesino de políticos, acosador de conselleiros!
:)
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