En uno de mis paseos sin rumbo, acabé sentado en un banco leyendo la revista Rockdelux. Su sección "Crítica de discos" tiene una particularidad que ha acabado por engancharme. Cuando hace poco vi "Capote", la película, encontré la historia de un personaje extravagante que con una obra, "A sangre fría", creó estilo, inventó un género: la novela documental de no ficción. Y esto de inventar un género debe ser casi como descubrir que la tierra es redonda y lograr que no te quemen por ello, o descubrir que las manzanas de un árbol no caen en la cabeza sólo por mala suerte. Vamos, que debe ser la repanocha.
Pues bien, cuando Rockdelux adjetiva los géneros o subgéneros de los discos reseñados en su sección de "Crítica" me descuajaringo vivo. Encuentras sorpresas que seguro sonrojarían a los propios músicos, quizás orgullosos de saberse también inventores de estilo. Pero el mérito lo tienen los críticos, para qué negarlo. Sirvan los ejemplos más coloristas: nanas pop, post-pop, pop distinto, hard pop, jamaican hop, pop castizo, pop místico, garrafón punk-rock, chanson esnob, freakodelia, dream song, minimal folk, post-folk electrónico, post-rock experimental, art rock... Un diccionario surrealista y psicotrópico divertidísimo, cargante al principio, pero que al final ha acabado por resultar una simpática seña de identidad.
Y todo ello me ha recordado que hace un par de meses, con la lectura de uno de los relatos incluídos en "Error humano", del retorcido Chuck Palahniuk (el titulado "Está usted aquí") también me descubrieron un nuevo género literario. En el relato, Palahniuk explica cómo de forma regular se celebran reuniones en los salones de un hotel, en las que un grupo de hombres y mujeres, sentados en cabinas individuales, esperan que vayan circulando por sus improvisados despachos multitud de aspirantes a escritores, con manuscritos garabateados, guiones de cine o cualquier otra cosa que sea publicable en potencia. Una vez les llega el turno, tienen siete minutos para vender su historia, es el tiempo que durará su oportunidad, hasta que entre una persona de la organización y les arranque de la silla. Son siete minutos de los cuales depende que esa historia se convierta en best-seller, éxito hollywoodiense, telefilme de sobremesa, literatura biodegradable o quién sabe qué. Incluso puede que acabe en una papelera. Bueno, pues cito a Palahniuk:
"La mayoría de los escritores que hay aquí son viejos: viejos siniestros, jubilados que se aferran a su única buena historia. Que agitan su manuscrito con las dos manos moteadas por la edad y dicen: "¡Tenga! ¡Lea mi historia sobre incesto!" Y es que la mayor parte de toda esta escritura trata sobre el sufrimiento personal. Apesta a catarsis. A melodrama y memorias. Una amiga escritora se refiere a esta escuela como la escuela literaria de "Brilla el sol, los pájaros cantan y mi padre vuelve a estar encima de mí".
A pesar de lo desestimulante del fragmento, río a carcajadas cada vez que lo leo: la escuela de "Brilla el sol, los pájaros cantan y mi padre vuelve a estar encima de mí". Y ojo, en ella nos encontramos más de los que creemos, que en el fondo, aunque no nos lo parezca -o no queramos-, nuestras vidas no son tan diferentes, lo que sí son es especiales, que para eso son las nuestras; aunque sólo nos den siete minutos para explicarlas; aunque acaben en una papelera. Así que, ¿en qué género colocamos a nuestras vidas? Brilla el sol, los pájaros cantan y mi padre vuelve a estar encima de mí. ¡Joder, es que hay que reirse!
8 comentarios:
y que sólo nos den siete no es malo, porque con dos más somos muy capaces de aburrir al más dispuesto.
sí tiene razón Manuel, con más comenzariamos a desbarrar, y los talentos harían algo precioso, y el resto...bah, son parecidas, comer, dormir, trabajr etc, pero cuantos matices y sorpresas cada día. Sobre todo los días recptivos.
(te dejo un enlace:
http://www.fotolog.com/sonic_youth_yeah/ , me acordé de tí al leerlo)
besiños
siloam
Cierto, y esos matices no tenemos por qué venderlos. Con vivirlos es suficiente. Como éstos, con vosotros.
Saludos, amigos sónicos.
el estilo que más gracia me hacía era el 'fistro-punk' hasta que hace poco leí 'folk-raro' :)))
pensado para ti, fistro de pecadol!
Vaya, lo siento, maestro sonámbulo. Eso también pensé yo: ¿por qué me río tanto si es para ponerse a llorar? En el fondo, porque todos sabemos que la vida no es tan esperpéntica. En absoluto.
Totalmente de acuerdo con lo de los escritores imbéciles que se miran el ombligo. A excepción de Christine Angot (a quien AMO) que escribió L'Inceste en el 2000 y es un libro impresionante. Hay una rabia, un dolor, una cosa rara. No es alguien así en plan "escribo para ustedes como mi padre me violaba" es beaucoup plus. Je t'assure.
qué preciosidad ( cros a eco...lo acabo de leer en un lomo en la pared)
besiños
siloam
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