5 de mayo de 2006

Personajes (III): El niño, el dvd y su onomástica

Hoy, un niño -llamémosle A.- celebraba su onomástica. La excusa ideal para recibir regalos. Ellos nunca se cansan: que si el santo, que si el cumpleaños, el Papá Noël, los Reyes Magos, el premio a unas buenas notas en el colegio... Y aun así, se permiten el lujo de preguntar porqué demonios nadie ha pensado nunca en crear el Día del Hijo. Mejor que no den más ideas a El Corte Inglés.

Uno de los regalos que recibe A. es un dvd pirata, con un montón de episodios de una serie de dibujos animados de Astérix y Obélix. La portada, absolutamente amateur, es un fotomontaje en el que aparecen dibujados Astérix, Obélix y Idéfix, pero con las caras superpuestas del niño, de su padre y del perro de casa. Cosas que siempre gustan a los niños, ¿no?.

Mientras la madre se ocupa de los quehaceres de casa, y la abuela prepara la cena, A. coloca la película en el reproductor y se sienta en el sofá, ya cansado, a ver el dvd. Al cabo de un rato, entre sonidos de mamporros y gritos ("están locos estos romanos") y jabalíes en peligro de extinción intentando esconderse de unos irreductibles y divertidos galos, se oye al niño decir:

- ¡Mamáááááá! ¡Pasa al siguiente capítulo, porfi!

- Ya voy A., ahora te lo cambio.

La madre pasa al siguiente capítulo del dvd pirata. Esto no era tan fácil con los vídeos de antes: a los impacientes (niños y no tan niños) les era más difícil llegar al fragmento deseado con exactitud, había que acostumbrarse a aquellos extraños contadores, y tomarse la molestia en apuntar la referencia en algún trozo de papel que quedara guardado en la carátula. Ver una película a trozos: ¿ventajas de la vida moderna? ¡Ja! La madre se sonrió, y continuó barriendo el pasillo.

- ¡Mamáááááá! ¡Pasa al siguiente capítulo, porfi!
- ¿Otra vez, A.? Ya voy , ahora lo cambio. Dame el mando.

Y la madre vuelve a cambiar de capítulo. Tampoco es de extrañar: A. es impaciente, quizás los capítulos no le gusten, o posiblemente ya esté a punto de traspasar aquella línea imaginaria, aquel punt
o de inflexión en el que, si a un niño le gustan ciertos dibujos animados, a un hombrecito ya no. ¿Quién sabe? Mmmmm, qué bien huele la sopa de la Yaya...

- ¡Mamáááááá! ¡Pasa al siguiente capítulo, porfi!
- Pero bueno, ¿qué pasa aquí? ¿Que no te gusta la peli, A.?
- Sí, sí que me gusta, pero es que quiero poner el capítulo donde salgo yo.
- ¿Cómo?
- Sí, el capítulo donde salgo yo.

Y A. enseña a su madre la carátula, señalando el personaje de Astérix, que no viste el clásico bigote amarillo, ni su casco, sino que tiene cara de niño: la carita de A. Y me hace feliz ver que en su traviesa cabecita caben tantas ilusiones, tantas historias. Hago mías unas palabras de Paul Auster, de su Brooklyn Follies: "cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir." Pues que siga.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

jeje, yo quiero ser idefix, el perrito, anda que no es gracioso.
precioso, ojalá no perdamos historias en las q efugiarnos.
besiños
siloam

g. dijo...

Genial.

manuel_h dijo...

al final resulta que los romanos pueden estar locos, pero los niños no.

sergisonic dijo...

No, no. Hay que crecer cuando toca. Aunque de vez en cuando se necesite cobijo, no pasa nada.
Un abrazo. Sónico.

Anónimo dijo...

Hay que crecer cuando toca, dice sergipeter pan...

sergisonic dijo...

dolenta :P :)

Anónimo dijo...

A veces necesitamos desconectarnos, simplemente dejarnos sucumbir a los sueños, es como una reposición de energía, esconderse en un abrazo y dejarnos mimar... eso me recuerda mi niñez, hay una parte de mí que quiere conservar la belleza de la niñez, otra que quiere seguir creciendo. El equilibrio creo que debe estar en esa mezcla entre lo uno y lo otro..

Besitos y legañas :)

g. dijo...

Gràcies per la teva recomanaciò. Em va agradar molt ;-).

sergisonic dijo...

me n'alegro que t'agradés, empiezoaentender.

y a veces ese equilibrio no es una mezcla o fórmula exacta: unos días somos niños, otros adultos.

petons sònics