18 de julio de 2006

La alfombra

Como un extraño en la que también era su casa, abrió la puerta con la llave, soltó un lacónico "ya estoy aquí" y se quitó los zapatos para limpiarse las plantas de los pies desnudos en la alfombra de la entrada. Toda su vida raspaba en esa maldita alfombra.

7 comentarios:

Elena -sin h- dijo...

Y el polvo del ayer le inundó los pulmones...

manuel_h dijo...

por eso da miedo mirar debajo de las alfombras

saludos

Anónimo dijo...

Tienes tanta razón... La vida muchas veces raspa. Raspa en las alfombras, en las sábanas, en los cafés fríos, en los cajones vacíos, en los espejos sucios...

Me ha encantado.
Un beso

sergisonic dijo...

incluso el polvo del hoy es el que más le preocupe, sherezade.
...

cuánto se esconde debajo de una alfombra (en esta, en su pellejo). un saludo, manuel
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sí que raspa, sí. un beso, agua del río.

Eulalia dijo...

Joé, pues que no vuelva,
¿Es masoca, o es que tiene algún muerto en el armario?...

sergisonic dijo...

bueno, también podría quitar la alfombra. y es que, se pueden hacer tantas cosas con la vida de uno...

Anónimo dijo...

Por mucho que lo intentemos no podemos borrar nuestra huella, con las huellas pasa como con la sombra.. así que a veces lo mejor es entrar con los zapatos puestos, aunque tengamos la sensación de ser un invitado más.

Besossss¡¡