7 de diciembre de 2005

Inercias contemplativas

Una comida con G. en la calle de las Flors, en el Paral·lel de Barcelona. Guardo cola para sacar dinero de un cajero. Dos delante mío. Ella, menudita y morena, mira su saldo y tímidamente retira poco dinero. Él, también pequeño, con bigote, mal abrigado y con carro de la compra o maleta, hace lo mismo. Me toca a mí y me siento imbécil. Paseamos por la Ronda de Sant Pau, con más televisores esperando que gente observando, con más trabajadoras en la calle que gente buscando sexo. Agarran tu brazo, disparan besos al aire y fijan su mirada como nadie. Pero no sé cuánto les sirve. Ravaleamos un poco, buscamos lugar al mural de Keith Haring, por si vuelve, tomamos un café entre calendarios en Silenus con R., y una crepe salada con A., en casa de Terenci. Grafología, símbolos, laberintos y apellidos. De noche y a casa.
Días cansinos, que el invierno tiene muchos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sepamos apreciar esos pequeños momentos, una buena comida en buena compañía, arte callejero gratuito y un frio invernal que congela las orejas. Yo también adoro Barcelona. Besitos.

siloam dijo...

que bien, sergi, llevarnos d epaseo por esa bcna del raval
bicos.

manuel_h dijo...

buenos días, al fin y al cabo

ana dijo...

qué ganas tengo de conocer hiroshima mon amour, perdón, barcelona mon amour.

kill yr idols!!!

(rafa en plan resnais)

sergisonic dijo...

barcelona -y nosotros- te esperan...