13 de marzo de 2006

Maravillas

Maravillas es una chica preciosa. Todo cabe en su mirada transparente, en sus ojos cristalinos, en ese remolino de viento que es su pelo, en esa tenue voz iluminada por su sonrisa. Maravillas tiene un don. Maravillas sólo ve cosas maravillosas.

Hoy, por ejemplo, en la tele, a un chico autista jugando a básquet, hinchándose a meter triples en los últimos cinco minutos de la temporada de su equipo (los primeros cinco para él); a jugadores profesionales de hockey sobre patines con problemas para mantener el equilibrio sobre sus ruedas, cayendo como novatos primerizos, disputando uno de esos títulos que les ha de hacer pasar a la historia; o viendo a un tío que se marchó hace cinco años, de gafas, con barba, sentado en un taburete, fumando un pitillo y contando chistes, con una voz como sin ganas, y que siempre empieza con un lánguido "Saben aquel que diu que..."; y leyendo en el periódico la cantidad de gente que quiere quererse; o recibiendo en su despacho la visita sorpresa de un niñito anónimo, simpático y educado, armado con buen chupete y aún tambaleándose en sus pequeñitas piernas, saludando primero y despidiéndose después, como hacía con Dale Cooper el extraño y sonriente camarero vejete del Gran Hotel del Norte de Twin Peaks; y escuchando discos maravillosos, descubriendo universos posibles en parajes extraños; o hablando con amigos periodistas en la distancia, que siempre tienen un buen verbo ante un mal pensamiento.

Y todo es cierto, eso es lo mejor de todo. Maravillas sabe mirar la vida de forma maravillosa. Hay gente que dice que lo más importante no es que sepa mirar, sino que sabe cerrar los ojos cuando no quiere ver. Ilusos, no entienden nada.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ilusos, ellos, no tú. Me ha encantado y me ha venido de perlas. A veces se necesita justo eso, sólo eso: una maravilla.
Gràcies, de debó.

Anónimo dijo...

yo tb conozco a personas maravilla...y uno de ellos es un (0 de muchos)sónicos .
ah, me gustaría ser y estar, con maravillas.
muacssss
emma

manuel_h dijo...

maravillas debe ser alguien con quién merece la pena compartir el tiempo.

Anónimo dijo...

dicen que para saber amar, hay que saber mirar.

ybris dijo...

Convencido.
Basta mirar la mirada de Maravillas para comprender que es preciosa.
Sobre todo cuado elige el momento de cerrar los ojos.
Porque hay veces en que uno quiere mirar sin ser mirado.

Abrazos.