5 de mayo de 2007

Naufragio


Naufragado en aguas marinas,
salpicada mi piel por salitre,
llego a una isla desierta,
a una falacia feliz.

Exhausto en la orilla,
estirado en la arena,
descubro que tan sólo descanso
en un barco también varado.


ilustración de Watchmen
(Alan Moore y Dave Gibbons)



21 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya, otro al que le mola "Perdidos".
Un abrazo, pirata!

El felacionista feliz.

Anónimo dijo...

Tiene que ser realmente duro, naufraga después de naufragar...

Un beso sin sal.

Brisa

Caperucito Lorca dijo...

La falacia es un consuelo efímero, una felicidad tonta. Lo mejor es tirarse al mar y beber de la verdad... un abrazo.

el_Vania dijo...

Al menos tomaste tierra y ya no podrás ser arrastrado por la marea...
Salud/OS!

botas de agua dijo...

¿Pueden ser las falacias felices? Supongo que si te las crees, sí... esperando que no sea autobiográfico, lo único que se me ocurre decir, es que si el barco está varado, la isla existe. ¿desierta? no sé. Cuestión de averiguarlo. Saber si tu falacia es encontrar o desencontrar.

ybris dijo...

¿Una secuencia infinita de naufragios?
¿Se puede naufragar también en una isla desierta?
Resulta poco esperanzador pero a veces merece la pena no hacerse demasiadas ilusiones con respecto al sitio al que llegamos tras un naufragio.
Conformémonos con que sea feliz aunque sea falaz.

Muy buen poema, Sergi.

Un fuerte abrazo

Anónimo dijo...

falacia feliz....
es usted un divino
muackss

manuel_h dijo...

y volvemos a empezar, no importa, siempre lo estamos haciendo.

Elena -sin h- dijo...

Y aún puedes ahogarte en ti mismo...

Princess Valium dijo...

Feliz, tumbado al sol...mmm...no te olvides el protector! Un petonet

Angus Scrimm dijo...

Ojalá muchos tuviéramos la facilidad para engañarnos en palabras preciosas.

Un abrazo

casi yo dijo...

Bueno, pero es tu barco, ¿no?

Pues ya está. Si está varado será porque no te apetece sacarlo al mar, que si no...

abrazos, maestro

la pequeña tortuga dijo...

Llegas a una falacia feliz...ya lo creo que las falacias pueden ser felices, temporalmente, hasta que el barco vuelva a navegar

Bonita poesía

Déjà vie dijo...

me gusta saborear la salitre en la piel, no me gustan las felice falacias, engaños permanentes q no permiten vivir la verdadera realidad.

Esther dijo...

Robinsonic!!!!

amandine dijo...

querido, esto me sonó a una pesadilla demasiado real para ser onirica.

Falacia feliz... qué crack!

un beso y un sueño de salitre.

Anónimo dijo...

Precioso y muy literario. Todos hemos zozobrado y naufragado en muchas ocasiones....
Aunque despues del la tempestad siempre llega la calma...
Abrazos.

sagar dijo...

Es impresionante la capacidad de crear una situacion desconcertante, en unos hechos aparentemente triviales...me encanta.

Faro Rojo dijo...

Que vuelva -juventud sonica-evolBLOG

Anónimo dijo...

poesía pura...!

Joan Torres dijo...

Excelente poema. Permíteme transcribirte unos versos de Dámaso Alonso, aunque los puse en su día en mi blog:

EN LA SOMBRA.

Sí: tú me buscas.

A veces en la noche yo te siento a mi lado,
que me acechas,
que me quieres palpar,
y el alma se me agita con el terror y el sueño,
como una cabritilla, amarrada a una estaca,
que ha sentido la onda sigilosa del tigre
y el fallido zarpazo que no incendió la carne,
que se extinguió en el aire oscuro.

Sí: tú me buscas.

Tú me oteas, escucho tu jadear caliente,
tu revolver de bestia que se hiere en los troncos,
siento en la sombra
tu inmensa mole blanca, sin ojos, que voltea
igual que un iceberg que sin rumor se invierte en el agua salobre.

Sí: me buscas.
Torpemente, furiosamente lleno de amor me buscas.

No me digas que no. No, no me digas
que soy náufrago solo
como esos que de súbito han visto las tinieblas
rasgadas por la brasa de luz de un gran navío,
y el corazón les puja de gozo y de esperanza.
Pero el resuello enorme
pasó, rozó lentísimo, y se alejó en la noche, indiferente y sordo.

Dime, di que me buscas.
Tengo miedo de ser náufrago solitario,
miedo de que me ignores
como al náufrago ignoran los vientos que le baten,
las nebulosas últimas, que, sin ver, le contemplan.

(Dámaso Alonso)